«Quemar el bosque contigo adentro»: Cuando el combustible es el miedo…
La dramaturga y directora Mariana de Althaus lo vuelve a hacer: a no dejarnos indiferentes y llevarnos más preguntas que respuestas. En “Quemar el bosque contigo adentro” Althaus explora lo natural: el bosque, los animales, los incendios forestales, la contaminación ambiental; y lo sobrenatural: la abuela vidente, los fantasmas, ¿la combustión espontánea?
Una familia de tres mujeres vive apartada del mundo en una casa dentro de un bosque. La abuela (Grapa Paola) ve fuego en las cartas del tarot. La hija (Alejandra Guerra) ha acusado a una autoridad municipal de violar a una alumna suya, y por eso ha sido amenazada de muerte. La nieta (Macla Yamada) es una adolescente con deseo de libertad e independencia.
En este contexto femenino llega el padre de la nieta (Lucho Cáceres), a quien no ha visto en ocho años y su visita desencadena una serie de revelaciones del pasado que originan una transformación en ellos que los va llevando a una reconciliación sanadora.
“Quemar el bosque contigo adentro” tiene muchas lecturas (y según con el ojo que la veas). Y más allá de la idea de la combustión espontánea que resulta ante todo alegórica, es el miedo (a lo desconocido, a la soledad, al futuro) el combustible que lleva a arder por dentro a estas 4 personas. Porque siendo justos, yo no voy a excluir al personaje masculino para no caer ni en feminismos ni machismos, (cuyas discusiones a veces si provocan incendios).
Por eso siento que Althaus buscó romper con prejuicios contra las feministas y no reforzando el machismo, sino más bien haciendo esas ideas más humanas y no perfectas (como son y no como deben ser). Pero aparte de esta guerra de ideas entre los sexos, se desarrollan con ese lenguaje simbólico que caracteriza a la puesta temas como la maternidad, la paternidad, la espiritualidad y la resiliencia.
La puesta en escena es cautivadora para los sentidos, desde que ingresas a la sala, hueles a eucalipto y admiras el escenario todo verde, sabes que te tienes que meter a la historia, sobre todo para sentir que como la nieta nuestra conciencia nos dice que la gata (Flora Tristán) y el conejo (la adolescente misma) nos están queriendo decir algo.
Si bien Paola y Guerra manejan muy bien sus personajes, para mí son ese binomio que conforman la hija (Macla) y el padre (Lucho) que le da ese manejo de emociones e intenciones que necesita una historia como esta, que quiere contar cómo es el fuego que tienen las personas dentro y que genera la chispa de una vida marcada por el dolor y el sufrimiento que solo busca la redención.
Así que no se la pierdan. Va en sus 3 últimas funciones: este jueves 8, viernes 9 y sábado 10 a las 8 pm en el Teatro de la Alianza Francesa de Lima (Av. Arequipa 4595, Miraflores).
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