Cómo crecen los árboles: “Árbol que crece torcido, jamás su tronco endereza”
El tiempo avanza muy rápido y no nos damos cuenta. Y cuando menos te lo imaginas, tus errores del pasado llaman a la puerta de tu casa para recordarte que tienes que cerrar círculos para seguir avanzando. Pero a veces el seguir avanzando ya no solo depende de nosotros mismos, sino de todos los nuestros: familia, amigos, todo aquel que dejamos que nos rodee. Esa podemos decir que es la premisa de esta muy buena puesta en escena que ya termina su corta (para variar) temporada.
Renato Piaggio es un estudiante de gastronomía que ve cambiada su vida acomodada gracias al resguardo que siempre su madre le dio, cuando su padre (un exmilitar) aparece revelando una serie de secretos que hará que sus relaciones (madre – pareja – amigo) también cambien debido a las posturas de pensamiento de cada uno de los involucrados. Todos tenemos derecho a pensar diferentes, pero la buena convivencia se debe dar respetando y no haciendo daño a los demás por esas diferencias.
El texto de Cómo crecen los árboles, como indica su propio creador, el dramaturgo Eduardo Adrianzén: “(el texto) es más vigente hoy 2023, cuando se suponía que era una obra que hablaba sobre la dificultad de reconciliarnos como sociedad (sobre las consecuencias del terrorismo)…” Y es verdad, porque más allá del enfoque social y político que uno puede encontrar en él, la lucha eterna entre los discursos más radicales (de un lado y del otro) es lo que mide este mano a mano de posturas actorales.
En este aspecto -el actoral- puedo mencionar en términos generales el buen desempeño de personajes, basada en una buena dirección, ya Rodrigo Falla Brousset nos ha ofrecido un buen manejo en ese aspecto. Cabe destacar que yo vi la obra con unos estupendos, Giselle Collao y Luis Baca (las funciones seguramente siguieron muy bien también con Ebelin Ortiz y Alejandro Baca), y siempre muy bien acompañados por Gustavo Mayer (en uno de sus mejores papeles) y Flor Castillo. Mención aparte para Tania López (qué buen retrato de un estereotipo de persona) y el protagonista Renato Piaggio.
Así que solo queda invitarlos a ver la última función (si es que ya no se agotó) con la esperanza de volverla a verla –con el mismo o con otro elenco-, pero con la misma pasión para mostrar las diversas realidades de pensamientos equivocadas o no.
Última función: Domingo 30 de abril en El Nuevo Teatro Julieta a las 8 pm. Calle Porta 135. Miraflores.
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